Innovación: una idea es el comienzo de un largo camino
¿Sabías que una idea dentro del proceso de innovación tiene 1 posibilidad entre 3.000, es decir,0,03% de ser exitosa?
Nury Briceño, consultora con más de dos décadas de experiencia en Gestión de Innovación Corporativa, nos recuerda que la innovación y el cambio pueden parecer desafiantes, riesgosos e incluso intimidantes. Sin embargo, estos obstáculos se derivan de una aversión a salir de la zona de confort, una cultura que resiste el cambio, y la búsqueda constante de resultados rápidos y seguros.
En este contexto, es esencial entender que la innovación es una disciplina que se perfecciona con la práctica, no una ciencia exacta. No es necesario perseguir la idea más revolucionaria del mundo; la clave radica en ser sistemáticamente competente y en enfocarse en crear valor.
Cada idea innovadora debe nacer de un problema identificado, y como sugiere Briceño, debemos 'enamorarnos' de ese problema para desencadenar la creatividad en la dirección correcta.
Además, es vital distinguir si estamos abordando la causa o la consecuencia del problema, y reconocer que no todas las soluciones requieren un enfoque innovador.
La madurez de una idea puede evaluarse con un criterio, como el desarrollado por la NASA, aunque siempre es importante adaptarlo a las necesidades específicas.
Por otra parte, el proceso de innovación puede ser abierto o cerrado.
- Innovación abierta, la empresa busca ideas externas con un enfoque de afuera hacia adentro. Esto promueve un mayor control sobre los proyectos, pero habrá un menor control sobre la comercialización de éstos mismos. Este tipo de innovación no es recomendable para ideas sensibles como las patentes.
- Innovación cerrada, se caracteriza por ser la misma empresa la que innova utilizando únicamente procesos internos de I+D, con un enfoque de adentro hacia afuera, por lo que tiene mayor control de los proyectos, sobre la comercialización de los proyectos y apta para ideas sensibles como patentes.
El enfoque abierto o cerrado depende de la naturaleza de la empresa y del tipo de innovación que se busque, pero ambos comparten características como la identificación del problema, la definición de objetivos medibles, la participación de un equipo comprometido y el seguimiento constante.
En última instancia, la gestión de la innovación no solo impulsa el éxito empresarial, sino que también define el futuro de las organizaciones en un mundo en constante cambio.
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